martes, 14 de abril de 2015

La formación en la virtualidad

Desde mediados del siglo XX asistimos al nacimiento de la tecnología digital, y en los inicios de este siglo, presenciamos el crecimiento de las llamadas “nuevas tecnologías” con la consecuente creación de redes sociales y académicas, espacios colaborativos, intercambio en comunidades, seguimiento de hechos y personas en tiempo real.
Así,  la tecnología ha impactado desde siempre en los espacios del enseñar y del aprender. 

Resulta, entonces, fundamental entender cómo el impacto de las llamadas “nuevas tecnologías”  ha resignificado el concepto de las modalidades de enseñanza conocidas y ha creado una sucesión de espacios de creciente hibridación entre las modalidades “tradicionales” de educación presencial y la llamada educación a distancia.

La necesidad de aprendizaje continuo en la sociedad actual y la innovación tecnológica en las comunicaciones, han impulsado a las diferentes propuestas de educación a distancia con las que hoy nos encontramos.

El término “educación a distancia” se generalizó en los años setenta. Fue elegido oficialmente en 1982, cuando el Consejo Internacional para la Educación por Correspondencia cambió su nombre por el de Consejo Internacional de Educación a Distancia. Actualmente, se denomina Consejo Internacional de Educación Abierta y a Distancia. (International Council for Open and Distance Education - ICDE) (García Aretio, 2011).

Así, a partir de los años 70 comenzaron a generalizarse los usos de los recursos audiovisuales y multimedia. Las décadas de los 80 y 90  del siglo pasado contemplaron la incorporación de otras tecnologías de carácter digital, CD-ROM, videoconferencias punto a punto. En tanto a mediados de los años noventa, comenzaron a utilizarse otras tecnologías más avanzadas, como es Internet. Y desde mediados de la primera década de este siglo, inician su irrupción las tecnologías de la llamada Web 2.0: tecnologías colaborativas y de software social.

En el siguiente video, el Dr. Lorenzo García Aretio, referente ineludible cuando se tratan estos temas, presenta las principales características de la Educación a distancia, como un ámbito complejo y heterogéneo pero que se ha convertido básicamente en un ámbito complementario en instituciones que venían impartiendo enseñanza presencial.


Siguiendo la línea que nos propone García Aretio, la educación a distancia la entendemos como un diálogo didáctico mediado con un fuerte componente social, pedagógico, y por diferentes soportes tecnológicos entre el docente y el estudiante que, ubicado en espacio diferente al de aquél, aprende de forma independiente y también colaborativa.

Así, García Aretio se refiere a diálogos simulados (consigo mismo y con los materiales de estudio) o reales (con otros); sincrónicos (en directo) o asincrónicos (en diferido); unidireccionales (docente-alumno) o multidireccionales (docente-alumno-alumno).

Destacamos cuatro componentes esenciales en un programa de educación a distancia: docencia (institución), aprendizaje (estudiantes), materiales (contenidos) y comunicación (canales y vías). Y entre estos componentes ubicamos el diálogo con un calificativo didáctico.

De esta manera, podemos decir que  “la empatía que ha de buscarse en los entornos presenciales, también ha de perseguirse en el diálogo entre profesores y estudiantes, sea a través de interacciones reales o simuladas, llenado esas relaciones de explicaciones claras, ejemplos, contraejemplos, comparaciones, etc., y en definitiva de un ambiente agradable para el aprendizaje” (Holmberg, 2003 en García Aretio, 2011).
Podemos decir entonces que el rasgo más destacado de la educación a distancia, y que puede diferenciarla de la educación presencial, es su característica de comunicación mediada entre docentes y alumnos. Un diálogo en el que el “rol del tutor” es un elemento sustancial; es el que posibilita establecer este diálogo entre el que enseña y el que aprende.

En la denominación “a distancia” incluimos todas las formulaciones y propuestas surgidas en torno a esta modalidad. Aunque el término e-learning se lo suele separar de la denominada “educación a distancia”, acordamos que puede ser incluido dentro de ésta última.  Por tanto, toda relación educativa que no resulta física cara a cara, la consideramos educación a distancia. Así, el e-learning es una forma evolucionada de enseñanza y de aprendizaje a distancia que utiliza herramientas digitales soportadas en la Web. (García Aretio, 2011).

Otro punto que menciona García Aretio en su presentación se refiere a la evolución de las diferentes formas de comunicación, de espacios y de tiempos. Así, los sistemas más tradicionales de la Educación a distancia fueron evolucionando también en la proporción en que se combinan con lo presencial.
  • Modelos a distancia que no contemplan relación presencial alguna, incluso las evaluaciones se realizan sin relación cara a cara.
  • Modelos a distancia en los que todo el proceso se sigue a distancia pero existen algunas instancias o momentos presenciales, como ser las evaluaciones.
  • Modelos en los que se ofrecen tutorías presenciales, además de las propias de los sistemas a distancia.
  • Modelo blended learning, en el que se combina, en función de los destinatarios, los contenidos, características del contexto, estrategias didácticas que sopesan las ventajas de las metodologías presencial y a distancia.
García Aretio nos lleva a pensar en el Blended Learning no como un punto intermedio entre dos modalidades, o la intersección entre dos modelos como el presencial y el virtual, sino que se convierte en una alternativa que integra, complementa y conjuga los recursos, medios, actividades, estrategias didácticas de ambas modalidades. Por ello, él prefiere hablar de “Modelos integrados de enseñanza y aprendizaje” siendo éstos algo en sí mismos, con una estructura y discurso propios.
Sin dudas, distancia y separación son elementos centrales de la Educación en la virtualidad, y conforman la distinción clave respecto a la educación presencial pero ¿representa un problema? ¿Por qué no considerar que la no concurrencia física no es un problema sino, una situación beneficiosa? Gracias a las tecnologías es posible cada vez más suprimir la distancia entre docente y alumno, y así reducir la brecha entre la educación  presencial y educación a distancia, sin por ello descuidad la calidad en la formación.


sábado, 4 de abril de 2015

Los entornos digitales de aprendizajes: ¿hacia un modelo formativo en red?


Las tecnologías han mostrado a través de los siglos cómo las comunidades han resuelto sus problemas cotidianos y han convivido con el mundo, tanto natural como social. Las sociedades han dotado a la tecnología de valores simbólicos relacionados con sus creencias, manejo de espacios de poder, adhesión a ciertas ideologías, transmisión de ideas. Por otra parte, ha tenido siempre un impacto fundamental en la vida cotidiana, de forma tal de modificar las redes de convivencia, comunicación y conocimiento.

En el siguiente video, Manuel Area nos invita a repasar los rasgos característicos de un entorno digital: la comunicación, la interacción, el formato multimedia....

Pero para que un entorno online pueda pensarse de aprendizaje, deben poder dar cuenta de un diálogo didáctico mediado con un fuerte componente social, pedagógico, y por diferentes soportes tecnológicos entre el docente y el estudiante que, ubicado en espacio diferente al de aquél, aprende de forma independiente y también colaborativa.
Así, García Aretio se refiere a diálogos simulados (consigo mismo y con los materiales de estudio) o reales (con otros); sincrónicos (en directo) o asincrónicos (en diferido); unidireccionales (docente-alumno) o multidireccionales (docente-alumno-alumno).



Si pensamos en un entorno digital de aprendizaje, podemos destacar cuatro componentes esenciales: docencia (institución), aprendizaje (estudiantes), materiales (contenidos) y comunicación (canales y vías). Y entre estos componentes ubicamos el diálogo con un calificativo didáctico.

Podemos decir entonces que el rasgo más destacado que puede diferenciar a la educación presencial, de una instancia no presencial o "a distancia" es su característica de comunicación mediada entre docentes y alumnos. Un diálogo en el que el “rol del tutor” es un elemento sustancial; es el que posibilita establecer este diálogo entre el que enseña y el que aprende.

Además de una metodología planificada y participativa, la enseñanza en los entornos virtuales requiere de la generación de contenidos y la labor del docente en las tutorías para garantizar buenos resultados de formación en una instancia no presencial. Es importante resaltar que para el docente, si bien es un objetivo indispensable la planificación y el diseño en la enseñanza tradicional, lo es aún más en los entornos digitales, donde la mayoría de las variables deben estar mucho más controladas.
En la actualidad, cada vez toman más relevancia tipos de entornos menos estructurados, que van más allá de la inclusión de aulas virtuales en plataformas cerradas o LMS. Así, las tendencias actuales están basadas en nuevos modelos que también pueden ser válidos en educación, tales como son los entornos personales de aprendizaje, las comunidades de prácticas que propician el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje móvil, hasta llegar a los cursos abiertos y masivos, los llamados MOOC, por sus siglas en inglés, y que adquirieron un lugar destacado en el debate y en la investigación en el ámbito educativo de nivel superior a partir del año 2012.
En este contexto, la educación mediada por tecnología se convierte en un campo propio a partir de la posibilidad de publicar en la red, y aquí, “la actividad del tutor busca un delicado equilibrio para constituirse en el soporte nodal de una propuesta diseñada sobre supuestos constructivistas, a través de intervenciones oportunas y ajustadas, que no alcancen a desplazar la participación de los alumnos...”  (Schwartzman, 2014: 118).
Actualmente, Internet configura un entorno de acción y representación del aprendizaje que implica acceder a una forma de organización del conocimiento y comunicación pensada en red. En este escenario, la modalidad a distancia utiliza “la red” como medio tecnológico para la distribución de la información, como así también posibilita la comunicación entre alumnos y profesores a través de diferentes herramientas tanto sincrónicas como asincrónicas, como parte de la acción de aprender.
Complementando a lo que nos trae Area en su presentación, Cabero (2006) se refiere a las características más significativas cuando hablamos de la red como entorno que abre el aula, y destaca:
  • Aprendizaje flexible y muy apoyado en tutorías.
  • Utilización de diferentes herramientas de comunicación (foros, comunidades y redes de aprendizaje, blogs, mensajería instantánea).
  • Combinación de diferentes materiales (multimediales, hipertextuales, visuales, etc.).
Sin embargo, y desde el ámbito educativo formal, es poca la experiencia en propuestas diseñadas para trabajar en entornos abiertos, como los que se conforman en la red.
En este sentido, se hace necesario repensar la formación virtual desde otras concepciones sociales de interacción y de acceso a la información.
Si lo que genera verdadero aprendizaje es la "experiencia" que alumno pueda tener en el entorno virtual, aprendiendo desde la propia práctica, es necesario pensar propuestas formativas que enriquezcan las oportunidades de aprendizaje en red.

No es tarea sencilla, pero vale la pena comenzar a transitar el recorrido....
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Referencias:

1) Cabero Almenara (2006). Bases pedagógicas del e-learning. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento. Vol. 3 Nro. 1. UOC. Disponible en: http://www.uoc.edu/rusc/3/1/dt/esp/cabero.pdf .
2) García Aretio, L. (2011). Perspectivas teóricas de la educación a distancia y virtual. Revista española de pedagogía, n° 249, pp. 255-271.
3) Schwartzman, G. Tarasow, F, Trech, M (comp) (2014). De la educación a distancia a la educación en línea. Homo Sapiens Ediciones,  Flacso.